
Las góndolas veganas de Consol
Noelia recuerda claramente el momento en que cambió su perspectiva. Una tarde, ella salió de compras y vio que en la plaza del barrio se había montado una feria de productores. No lo dudó: necesitaba saber un poco sobre la organización que se daban ahí, y entonces se acercó a charlar con los feriantes. En ese momento, estaba arrancando un emprendimiento de cocina vegana, empujada por una coyuntura que se presentaba hostil y con la incertidumbre lógica de no saber si eso le bastaría para generarse un sustento. Hasta el año 2016, Noelia Mercado trabajó con las herramientas que mejor conocía: el guión y la producción de radio y tv. Pero el gobierno de Cambiemos tenía otros planes, para un montón de trabajadores y trabajadoras. “Mi desocupación me obligó a buscar otras formas de subsistencia”, nos cuenta la joven de 36 años, vecina del barrio de San Telmo.
En ese tiempo, ella estaba experimentando nuevos hábitos en su alimentación, e incluso en su forma de pensar, y esos cambios se reflejaron en el proyecto laboral que estaba gestando. Hoy, cuatro años después, Noelia no solo sigue adelante con su marca, Provenzal – 100% vegetal, sino que se perfecciona cada vez más y participa de redes que le permiten pensar que es posible plantearse una perspectiva de crecimiento, aun con las dificultades propias de una pandemia que se sigue dilatando. Audios de WhatsApp mediante, como casi todo hoy, lo dice con total claridad: “Pienso que la salida es colectiva”.
Sus productos están por incorporarse por primera vez a las góndolas físicas y virtuales de la cooperativa CONSOL, y es por esa razón que nos comparte el menú de su trabajo. Una carta de congelados, que incluye milanesas de soja, de seitán, hamburguesas parrilleras, albóndigas y chorizo criollo, y otra carta de budines: los hay de naranja y chocolate, de zanahoria y nueces, de calabaza con semillas y de cacao, cerveza y chocolate semi-amargo. “Todo está preparado a base de vegetales; no utilizo en ningún momento derivados de animal”: es importante, para Noelia, hacer esta aclaración.
Esa vez que se detuvo a hablar con los feriantes de su barrio, quedó en contacto con algunos compañeros y compañeras que tiempo después la invitarían a sumarse con sus productos. Fue así como Noelia comenzó a colectivizar su trabajo y a consolidar esta idea tan poderosa de una salida que no es personal, y que nunca lo será. “Empecé a hacer feria con ellos y a prestar atención a los otros emprendedores: cómo pensaban, cómo se movían y cómo trabajaban para fortalecerse como red”. Hay un discurso muy instalado a nivel social, que pretende emparentar a estos hombres y mujeres -que, frente a las adversidades, se generan su propio trabajo- con una lógica meritocrática. Anida en este mensaje la idea de una sociedad cuyos integrantes se salvan cada uno por su cuenta, pisoteando de ser preciso las cabezas de quienes están alrededor. El desafío, para desarmar esas estructuras discursivas, es arrimarse sin temor, como hizo Noelia esa tarde de camino a la verdulería, y conversar, compartir y conocer al otro. Esa actitud nos conducirá por el caminito de la organización colectiva, mostrándonos que no es imposible construir una economía y una sociedad desde otro lugar.
Noelia siguió feriando, en ese espacio y en otros, en esa plaza y en otras. Se encontró con una manera distinta de ser productora, ya no de medios sino de alimentos. Y de a poco se atrevería a plantarse como consumidora, tomando decisiones en lugar de dejarse arrastrar por la marea, porque se percató de que ahí también había un cambio que protagonizar: se necesita una mirada transgresora para sentar las bases de otro paradigma de consumo; uno cada vez menos alternativo y que dispute hegemonía con fuerza al supermercadismo y a los grandes formadores de precios. “Al menos una vez por mes compro en CONSOL -cuenta Noelia-. Yerba, bolsones, triturados, mermeladas. Sentía que tenía que hacer circular mis ingresos entre cooperativas y emprendimientos como el que tenía yo, porque así nos retroalimentábamos de una manera colectiva”. Al principio no lo había pensado en relación a sus productos, pero en este último tiempo comenzó a barajarse esa posibilidad, y es así que hoy nos gratifica anunciar la incorporación a nuestras góndolas de los productos de Provenzal – 100% vegetal.