
Encuentro de los focos de CONSOL
En el día de ayer, CONSOL celebró su primera reunión de focos de consumo, siempre con la mira puesta en tender tantos puentes como sea posible entre las diversas áreas que encarnan el trabajo cotidiano de la cooperativa, conectándolas esta vez con los referentes y las referentas de los focos barriales, el espacio donde se produce el vínculo entre la propuesta de la cooperativa y los vecinos y vecinas que eligen consumir de esta manera.
Aparte de los coordinadores de focos, participaron el encuentro representantes de la comisión de compras, de la comisión de comunicación, y el presidente de CONSOL, Luis Wigutow. El diagnóstico del momento que estamos atravesando como cooperativa es compartido por todos y todas sus integrantes: hay que extremar el contacto entre las partes, las capacidades y la creatividad colectiva, para recuperar el terreno perdido por las inevitables secuelas que nos dejó la pandemia. CONSOL, como tantas organizaciones sociales, fue una víctima de la desconexión generalizada y de la propensión de las personas a ensimismarse, valiéndose por sí mismas en lugar de someterse al espíritu de lo común.
Si siempre fue dificultoso avanzar en términos de concientización, fomentando la cooperación entre pares y la gestión colectiva como manera de ser un poco más felices en el tránsito de esta vida, la pandemia nos ha arrojado a un pozo más profundo todavía, y a tientas se hace difícil reconocernos. Pero, por duros que sean los tiempos que corren, lo cierto es que sigue dependiendo de nosotros y nosotras poder reencontrarnos, imaginar caminos posibles y saber llegar a los vecinos y vecinas de cada uno de nuestros barrios. Ya nos conocen, porque hemos estado antes. Nos replegamos, pero nunca nos fuimos. Es cuestión de recuperar el paso.
El país atraviesa un momento muy delicado. El poder adquisitivo de los trabajadores y las trabajadoras lleva años desmoronándose, en tanto que los alimentos y la vida en general mes a mes se nos vuelve más costosa. Un sector muy grande de la sociedad observa con rabia cómo la mitad de su salario se le va en el pago del alquiler: una realidad demasiado compleja y sin resoluciones a la vista, al menos desde los sectores de poder. A pocos días del aniversario número 20 de las jornadas trágicas de diciembre de 2001, solo falta que vuelva el club del trueque para sentir que en todo este tiempo no hemos sido capaces de avanzar como país hacia ningún lugar.
Por supuesto, no es un saco que le quepa al movimiento cooperativista ni al universo de la economía solidaria, que frente a la metástasis social levantan la bandera de otra manera de hacer las cosas. Está sobradamente visto el fracaso de esta cultura individualista, liberal y consumista que se promueve desde las usinas ideológicas del capital. La quijotada que nos proponemos, como cooperativa, es llevar de boca en boca una manera de producir y de consumir con el eje puesto en el otro, en el fruto de un trabajo hecho por muchas manos, en la visualización del proceso productivo y la desalienación de las personas en relación a la vida que tenemos. Hacer con otros y otras, pensar con otros y otras, realizarnos con otros y otras.
La charla que compartimos, en el marco de este primer encuentro de focos de consumo, sirvió para terminar de delinear la organización de la inminente campaña navideña de CONSOL: se vienen precios diferenciales en diversos rubros, para todas las personas que estén asociadas a nuestra cooperativa.
El rol que tiene CONSOL, participando del conglomerado de la economía social y solidaria, es el de ser la boca de expendio de los productores y las productoras que diariamente elaboran los alimentos que al final de la jornada llenarán la mesa de las familias argentinas. El proceso de la producción tiene que estar mucho más alineado con el proceso de la comercialización, para que el trabajo de ese enorme sector social sea recompensado en su justa medida. Para eso, no debemos claudicar en el intento de organizar a la comunidad de los consumidores y las consumidoras, porque, sin un pueblo alerta, es muy difícil que las condiciones de trabajo de la gente se ajusten a la justicia y a la dignidad.
Los focos de consumo de CONSOL están presentes en los barrios de la Ciudad de Buenos Aires, y sus puertas están abiertas para juntarnos a charlar cuando quieran. La tarea es recuperar las calles y el hábito de la conversación. No solo la nuestra. Es la tarea común.