
¡Se sortearon las canastas!
Decíamos cuando lanzábamos nuestro concurso de primavera, que ésta era una primavera especial, esperada como pocas por el ansia que nos producía recuperar el contacto con las personas queridas y la sensación de poder andar por las calles con serenidad, sin preocuparnos tanto por lo que ocurre a nuestro alrededor. Fue muy duro este tiempo de pandemia y todos y todas nos merecemos disfrutar un poco del nuevo presente que comienza.
Esta semana, finalmente, hemos sorteado las dos canastas que habíamos puesto a disposición de todas las personas que participaran de nuestra propuesta: una canasta tradicional, que contaba con distintas variedades de quesos y fiambres, snacks y latas de cerveza; y una canasta saludable, compuesta de yerba mate orgánica, un budín de naranja y chocolate, aceite de oliva, un bolsón de verduras agroecológicas y otros productos más.
Nuestras lectoras y lectores deben estar pensando cuál de las dos canastas hubiesen preferido, pero lo cierto es que ya tenemos las dos flamantes ganadoras: un fuerte aplauso para Julia, de Flores, y para Valeria, de Floresta. No, no se alarmen, que no haremos sobre sus barrios ningún comentario que no venga al caso.
Lo primero que destacaron, ambas ganadoras, fue la sorpresa que sintieron cuando supieron que habían sido sorteadas. “¡Es que nunca había ganado nada!”, dijeron, cada una por su cuenta pero como si se hubiesen puesto de acuerdo. Julia ganó la canasta saludable y dijo que le vino bárbaro, porque justo este fin de semana viajará para reencontrarse con su familia. “¡Menos mal!”, pensamos nosotros: nunca es bueno caerse con las manos vacías. La vecina del barrio del Ángel Gris cuenta que aun hoy continúa trabajando en modo home office, y se presenta también como “fotógrafa por amor”, si bien alguna vez supo ejercer el oficio de manera profesional.
Valeria, nuestra segunda premiada, es profe de yoga, hace sesiones de reiki y también trabaja como acompañante terapéutica. Igual que Julia, va a compartir la canasta en familia, con su compañero y sus hijos, que aparentemente ya le habrían marcado a la madre los productos que revisten para ellos mayor interés.
Nos comenta la vecina de Floresta que llegó a las redes de CONSOL por medio de una de sus alumnas, que participa activamente de la organización. Cada vez que se topaba en las redes con un posteo de Marcela, la profe se enteraba de alguna cosita de la actividad de la cooperativa, y de a poco comenzó a interesarse en la propuesta de una manera de consumir que ella desconocía. Confiesa que todavía no había hecho su primera compra, pero nos dice que no nos preocupemos, porque ahora más que nunca se va a encargar de realizarla, no solo para dar una mano, sino porque CONSOL puede serles de utilidad en su organización familiar.
Distinto es el caso de Julia, que dice sentirse parte de la familia de CONSOL y que cada 15 días hace su pedido a través del foco de Villa Mitre. Consumidora comprometida, durante la pandemia afianzó su vínculo con el espacio y comenta que en sus compras nunca faltan frutos secos, tomates secos, cereales, arroz, aceites y también productos de limpieza.
A ambas queremos desearles felicidades por el premio ganado, y en nombre de la cooperativa esperamos que disfruten junto a sus seres queridos de los productos que elegimos amorosamente para armar las canastas. Nosotros perseguimos la misma meta de siempre: seguir ampliando nuestra familia, para construir colectivamente un mercado más humano, responsable, respetuoso y afectivo.