
La tienda del barrio
En Padilla 675, a dos cuadras de Corrientes y Scalabrini Ortiz, se encuentra desde noviembre la tienda de Consol. Una mudanza entre medio de la pandemia, no suena un plan muy alentador, pero, según cuentan sus encargados, el traspaso no ha traído grandes inconvenientes. Hoy día, están enfocados en recomponer y afianzar el vínculo con la comunidad de Villa Crespo.
Gabriel Glusgold, uno de los responsables de la tienda, explica que, desde que supieron que no podrían renovar el alquiler en el local de la calle Acevedo, se pusieron en campaña para conseguir un espacio de similares características y en un radio de cinco cuadras alrededor de la tienda original. El objetivo, desde luego, era que se desgarrara lo menos posible el tejido que habían hecho con los vecinos de la zona, que ya tenían a Consol en el radar, a la hora de hacer las compras. Sabían que, cuanto más lejos se instalara la nueva tienda, más cuesta arriba sería sostener ese vínculo barrial.

Gabriel habla de un traspaso ameno y de vínculos amables en el nuevo lugar: “Nos mudamos en noviembre del año pasado y seguimos acomodándonos al espacio, sin dejar de tomar todos los recaudos que exige la pandemia y convocando a los vecinos, sobre todo a los que viven en la cuadra de nuestra tienda”. En su afán de afianzar una comunidad de socios y consumidores, Consol está procurando ampliar el abanico de productos ofrecidos en la tienda de Villa Crespo.
Natalia Camero, responsable de la coordinación de la tienda, expresa que el flujo de ventas se ha incrementado durante las primeras semanas de la pandemia, coincidentemente con el aumento de pedidos en la plataforma virtual de la cooperativa. Cuando comenzó a regir la cuarentena en nuestro país, la recomendación de las autoridades tenía que ver con recurrir a los comercios de cercanía para abastecerse de las cosas que cada familia necesitara. En ese contexto de emergencia, se acercaron a Consol muchos vecinos de Villa Crespo, habituados tal vez a recurrir a los supermercados para hacer sus compras.

Luego, conforme las restricciones cedían y la ciudadanía recuperaba ciertos hábitos, muchos de esos consumidores golondrina volvieron a los lugares que frecuentaban en las vísperas de la cuarentena. La tienda de Villa Crespo, en tanto, navega entre dos oleadas difíciles de sobrellevar: el desequilibrio que produjo la pandemia en las costumbres de la gente, y el movimiento propio de la mudanza y la adaptación a un nuevo lugar de referencia.
Cuenta Gabriel que durante los próximos dos meses esperan culminar con un proceso de modernización del sistema que usan cotidianamente los trabajadores de la tienda. Así podrán agilizar aspectos claves de la organización interna, como son la logística y el control de stock. La idea que tienen, tanto Gabriel como Natalia, es avanzar progresivamente hasta lograr que todos los productos que figuran en la web de Consol, también estén a disposición del público en las góndolas de la tienda de la calle Padilla.