
Cuidamos nuestra alimentación junto a la agricultura familiar
En CONSOL elegimos alimentarnos sanamente y con productos de la economía popular, social y solidaria, con frutas y verduras de la agricultura familiar y eliminando intermediarios. Es una decisión que tomamos colectivamente y hacemos realidad con trabajo autogestionado. Eliminar intermediarios implica también poder conocernos entre consumidores y consumidoras organizados, y las cooperativas, las empresas recuperadas, los campesinos y campesinas que producen para cada asociado y asociada. Promovemos también la alimentación con productos agroecológicos, sin utilización de ningún tipo de agrotóxicos.
Daniel Peralta, militante del Movimiento Nacional Campesino Indígena – La Vía Campesina (MNCI – VC) de Ministro Rivadavia, en Almirante Brown, detuvo la siembra para dialogar con CONSOL. “El trabajo estaba muy invisibilizado, así que decidimos organizarnos para sostener la zona rural”, nos contó. Sentían que, para algunas administraciones del Estado, ellos y ellas no existían. Cuando la gestión municipal, finalmente, les prestó atención, pudieron fortalecer su trabajo, organizarse entre tamberos, florícolas y hortícolas.
“Fuimos consiguiendo más políticas públicas para que nuestra mercadería llegue directo del productor al consumidor”, festejó. Campesinos e indígenas de todo el país afrontan condiciones de vivienda hostiles. Por eso, están debatiendo y hasta peleando por una ley para los cordones hortícolas de las grandes ciudades. “Necesitamos sostener nuestro lugar de trabajo porque la construcción de barrios en zonas cercanas viene avanzando y eso perjudica nuestras posibilidades de trabajo. Necesitamos reglamentación para que los dueños de campos no vendan”, nos explicó.
“La realidad es que estamos en la transición hacia la agroecología y no podemos terminar de definir esa transición porque la parte urbana de la ciudad se expande y contamina nuestro ambiente de trabajo”, especificó. La posibilidad de que los dueños de la tierra la vendan afecta su producción porque condiciona las posibilidades de profundizar la transición hacia la agroecología, tirando por la borda el trabajo y la inversión hechos hasta ahora. “Somos las familias las que trabajamos en el campo y nos veníamos envenenando, intoxicando y consumiendo lo que tirábamos nosotros en la producción. La apuesta por la agroecología es un fuerte compromiso que tenemos para volver a recuperar nuestro trabajo histórico: alcanzar el autoconsumo y vender los excedentes. Hablamos de transición porque hay que cambiar el trabajo convencional por el natural. Es un proceso largo de volver a trabajar y pensar en nuestros trabajos ancestrales”, definió Peralta.

Así como piden la reglamentación sobre las tierras, están construyendo un banco de semillas y el apoyo de cuadros técnicos para apoyar la transición, para todos y todas las campesinas, desde las semillas que se venden en las semillerías, las híbridas, que no producen nuevas semillas, hacia las semillas criollas, reproducidas por los propios agricultores y agricultoras.
“Tenés que estar comprando todo el tiempo. Ahora estamos haciendo el trabajo a cuenta gotas entre los campesinos organizados para no tener que volver a comprar. Si las recuperamos, podremos trabajar agroecológicamente. Se requiere de mucho trabajo. No es tan fácil cambiar un modo de producción tradicional, que parece práctico pero que, analizando bien, es perjudicial para nuestra salud y nuestra forma de producción en el campo. Es difícil, pero no imposible”, nos esperanzó Daniel. La Secretaría de Agricultura Familiar Campesina e Indígena (SAFCI) está avanzando en ese banco de semillas como política pública. Por eso creó el programa Semillar. A su vez, a partir de organizarse como MNCI -VC, se acercaron pasantes de la Facultad de Agronomía para brindar asistencia técnica con (y acompañar a) los campesinos y las campesinas en la transición y en la eliminación de intermediarios. A partir del comercio justo, los agricultores y las agricultoras consiguen tener más excedentes para afrontar sus condiciones de vida, evitar las semillas híbridas, no usar agrotóxicos y volver a conocimientos ancestrales.

Desde CONSOL trabajamos de manera colectiva para poder fortalecer el trabajo de los productores y productoras y seguiremos apostando a la agricultura familiar y al trabajo campesino organizado que nos permita seguir cuidando la alimentación de todas nuestras familias y seguir construyendo un consumo solidario más justo, sano y accesible para todos y todas.