
Campañas de donación: la solidaridad nos une
La situación económica que atravesó nuestro país en los últimos años y la aparición repentina de la pandemia están arrastrando duras consecuencias que sufrimos día a día, y que impactan decididamente en los sectores más vulnerables de nuestra sociedad. En Consol creemos que la solidaridad es un valor transversal en la construcción colectiva por un bienestar común. Como lo venimos realizando desde la creación de nuestra organización, ahora, más que nunca, y con el aporte voluntario de nuestras asociadas y asociados, iniciamos -de manera conjunta con organizaciones sociales- campañas de donación para que los alimentos de primera necesidad lleguen a quienes más lo necesitan.
Desde aquella tradición que ya habíamos comenzado con el foco Floresta, fuimos organizando desde cada territorio una articulación con distintas organizaciones para hacer llegar donaciones de nuestros asociados y asociadas.

Durante este año aplicamos una nueva metodología que hace más sencilla la posibilidad de donar y aportar un granito de arena. Desde nuestra tienda digital (www.tiendaconsol.coop) incorporamos “bonos solidarios” de $500 y $1000 para que cualquier persona pueda realizar su aporte y elegir la organización con la que desea colaborar. La suma recaudada de este aporte solidario es utilizada para la compra de alimentos de primera necesidad que luego son donados a las diferentes instituciones, que siempre están presentes en la primera línea de la batalla contra el hambre y la desigualdad social.
Además de la adquisición de los alimentos, también prestamos apoyo con nuestra logística para hacer entrega de la mercadería a comedores, merenderos y bachilleratos populares.
Julieta forma parte del Sindicato de Trabajadores Judiciales y nos contó que llegó a Consol a través de una integrante de la comisión directiva de la seccional 1 del gremio. Difundieron desde sus redes sociales y a través diferentes comunicaciones a sus afiliados la necesidad y la importancia de ser solidarios y solidarias con sectores muy vulnerables. Esa vocación de ayudar fue creciendo y hasta el día de la fecha han podido colaborar con numerosos comedores como por ejemplo de La Poderosa, del Frente Barrial de la CTA de la Ciudad, con el bachillerato popular trans Mocha Celis y con la Red de Docentes y Familiares de Bajo Flores, a donde han enviado entre otras cosas mercadería y regalos para el Día de las Infancias.
En La Boca está el bachillerato Germán Abdala, en el que trabaja Tamara que es estudiante. Ella nos contó que cuando comenzó la pandemia, la vasta red de comedores barriales ya no daba abasto. “La gente no sólo se quedó sin trabajo, sino que muchas personas quedaron viviendo en la calle”.
“Si bien aún no empezaron las clases, los profes y los estudiantes estamos muy unidos. Trabajamos junto con Consol y conseguimos donaciones de verduras. Como la necesidad de durante este tiempo fue cada vez más profunda, surgió la idea en una asamblea, de hacer ollas populares”, siguió Tamara. “La comida no alcanzaba para la gran demanda que había. Era muy triste en algunas ocasiones ver que se iba el último plato de comida y aún había más personas por atender. Ahora por suerte, la apertura en algunos de trabajos y la apertura de nuevas ollas en el barrio permiten continuar dando asistencia a las personas que se acercan”, relató. Llegaron a entregar más de doscientas porciones, tomando los recaudos necesarios, y las precauciones para evitar contagios.

Además, el Foco de La Boca articuló con la comisión de género del bachillerato para resolver un problema concreto de una estudiante de tercer año y tratar de replicar la respuesta solidaria. Desde la comisión notaron que los bolsones y las ollas populares no saciaban las necesidades de las madres de primeras infancias. “Pensamos en complementarlos con algo pensado especialmente para los más chicos a través de una campaña de bonos solidarios. Ahora queremos que todas las mamás a cargo de primeras infancias tengan acceso a esta acción solidaria de Consol y es por este motivo que empezamos una campaña desde la Organización Germán Abdala por maternidades e infancias fuertes en tiempos de pandemia. Recibimos donaciones frente a esta demanda. Ahora estamos relevando la información de quiénes tienen niños y niñas menores de tres años a su cargo. En la última reunión con la Germán Abdala, decidimos también sumar a las familias que tengan a su cargo personas con discapacidad, para elaborar estrategias junto con la cooperativa”, contó Jessica.
Es necesario fortalecer las maternidades porque las acciones de cuidados recaen principalmente sobre las mujeres: “La mayoría de nuestras estudiantes pertenecen a la economía popular, no perciben un salario estable”, contó Jessica.
Estos bolsones especiales para maternidades tienen principalmente leche y pañales, que es lo que más precisan las madres de primeras infancias.
En Floresta las ollas populares habían arrancado a principios de 2019, cuando comenzaba a hablarse de la emergencia alimentaria. “Veíamos que había cada vez más gente en la calle y nos articulamos con Consol, que ya tenía un foco en el Sol de Floresta, donde funciona el bachillerato”, contó Valeria, egresada del Sergio Karakachoff. Igual que en La Boca, durante la pandemia, las raciones superaron las doscientas cada viernes, por lo que agregaron otro día a la olla popular: el martes. Cada estudiante y cada docente del bachillerato difunde la campaña solidaria para llegar a cubrir toda la demanda de alimentos que hay en el barrio y de la gente que viene desde provincia. También difundieron la posibilidad de recibir alimentos, ya que la propia población del bachi comenzó a convertirse en puntos de aglutinamiento de mercadería para organizar la entrega.
Esta misma tarea de presencia y solidaridad sucede en Barracas, donde la cooperativa social Duchas del Sagrado entrega comida a doscientas cincuenta personas a través de las donaciones de la campaña de “bonos solidarios” en la que aportan varios asociados y asociadas de Consol.
Con la pandemia, Duchas del Sagrado tuvo que dejar de ofrecer su servicio inicial que era el de prestar la posibilidad de bañarse y acercarse, para personas en situación de calle. Sin embargo, rápidamente comenzaron a prestar su ayuda a nuevas necesidades.
“Se acercaron muchas personas que nos comentaban que por primera vez en sus vidas habían tenido que ir a buscar comida a un comedor comunitario. Son personas que tenían una changa o laburaban en una casa. Con la pandemia se vieron sin el mango cotidiano y aparecieron en la cola de un comedor comunitario Vimos esa novedad”, nos contó Pablo, impulsor de la cooperativa. En la actualidad Duchas del Sagrado lleva a cabo la tarea social de entregar de alimentos a los sectores más vulnerable ayudando a ponerle el cuerpo a esta situación de crisis alimentaria y sanitaria.
Por último, contamos la historia de Natalia, que trabaja en el Foco Constitución y es parte del merendero El Rincón de lxs Pingüinxs de la organización Grupo Bicentenario. El merendero garantiza la alimentación de chicos y chicas que viven en hoteles familiares. Los aportes de los “bonos solidarios” que son comprados por las asociadas y asociados de Consol, les brindan un apoyó fundamental al merendero que desarrollaron en el barrio.
Si bien hay varias organizaciones que también desempeñan una tarea solidaria en la zona, la necesidad por obtener un plato de comida por parte de los sectores más abandonados de la sociedad está más presente que nunca. Es por esto, que piensan continuar y seguir ampliando su vocación de servicio para colaborar con la alimentación de niños y niñas de otros hoteles familiares de Constitución. “La pandemia los afianzó mucho. Hay gente que no podía cubrir una comida por día”, contó Natalia, del Grupo Bicentenario.
En Consol, como organización colectiva representada por todos sus asociados y asociadas, trabajamos cada día para crear una economía social, popular y solidaria más justa e igualitaria. Asumimos, poniendo el cuerpo con nuestra vocación de ayudar al otro, la construcción de un camino de crecimiento hacia el futuro que solo existe si lo construimos entre todos y todas. Nadie se salva solo y solo se puede ser feliz si hay un bienestar común. Somos muchas las organizaciones, voluntarias y voluntarios los que hacen su aporte solidario para que no haya familias que pasen hambre en nuestro país. Creemos que esto es posible elevando el valor de la solidaridad que tiene que atravesar a toda nuestra sociedad. La solidaridad y nos mueve y continuaremos ejerciéndola porque estamos seguros que ese es el motor transformador para lograr una verdadera justicia social.