
Somos parte de la red que permitió la recuperación de una pizzería en plena pandemia.
En menos de cuatro meses, 13 trabajadores y trabajadoras consumaron la recuperación de la emblemática pizzería 1893, de Loyola y Scalabrini Ortiz. En medio de la pandemia, bajo la restricción en la circulación, con la caída en el consumo, incluso con una consigna policial en la puerta del local durante quince días, se acompañaron entre ellos y ellas y ampliaron la solidaridad apoyándose en otras empresas recuperadas y en la UTEP.
Después de pasar entre dos y tres meses sin cobrar sus sueldos, habiendo cobrado el aguinaldo tarde, meseros, meseras y pizzeros se cansaron y se quedaron a dormir en el local para defender sus puestos de trabajo ante un posible desalojo.
Primero se acercaron a Alé Alé, el primer restaurante recuperado de la Ciudad de Buenos Aires, el que impulsó la autogestión en otros cuatro locales a los que la patronal también estaba estafando. Andrés Toledo, presidente de Alé Alé, los invitó a pelear para hacerse cargo del negocio y gestionarlo entre trabajadores y trabajadoras si el patrón no estaba dispuesto a resolver el conflicto como correspondía.
Les enseñó de su experiencia de siete años autogestionando un restaurante que no para de crecer, que tiene un piso, dos entrepisos y dos terrazas. Les hizo ver la posibilidad de recuperar el local y ser exitosos. Los acercó a la UTEP y, especialmente, a CONSOL.
Con esa experiencia a su favor, resistieron los tiempos en que tenían una consigna policial en la puerta del local que no dejaba que nadie entrara y por lo tanto, que no pudieran realizar un recambio entre quienes se mantenían durmiendo en la pizzería.
La solidaridad, sin embargo, mantuvo la dignidad en pie. Eduardo Amorín, coordinador de ventas de CONSOL los ayudó a realizar los trámites para conformar la cooperativa de trabajo. La UTEP facilitó los papeles necesarios para firmar el contrato de alquiler y comenzó una campaña de órdenes de compra para que la flamante empresa recuperada pudiera pagar el depósito y la garantía.
Desde CONSOL, otorgamos microcréditos al consumo solidario para que 1893 alcanzara los altos montos que implicaban mantenerse en la emblemática esquina de Loyola y Scalabrini Ortiz donde la pizzería está desde hace 25 años y acercamos a los y las trabajadores a la Fundación La Base para que completara el total de la plata necesaria. Además, tomamos la campaña de órdenes de compra y la impulsamos desde nuestra web, como una acción solidaria más. En tiendaconsol.coop, los asociados y las asociadas a CONSOL pueden comprar la riquísima pizza de 1893.
Cada empresa que logra recuperarse en manos de sus trabajadores y con el apoyo de organizaciones de la economía social, popular y solidaria, no solamente resignifica la dignidad del trabajo, también simboliza el logro colectivo de un sistema de consumo que se apoya mutuamente. Estos logros, reafirman el orgullo de todos los asociados y todas las asociadas a CONSOL que hacen su aporte voluntario para que este tipo de acciones se hagan realidad.