
El consumo no es un videoclip
Martín Ferrer se asoció a Consol en sus comienzos. Llegó al cooperativismo a través de su trabajo en Residencias Cooperativas de Turismo y Cabal, para quienes realizó estudios de mercado. Hoy es asociado a la cooperativa de trabajo Unidad de la Economía Solidaria, desde donde trabaja para más cooperativas buscando licitaciones estatales para las que puedan aplicar. Ya ha dado pasos en firme.
Hoy está armando un foco de consumo en San Telmo y está intentando desarrollar el mercado de los consorcios para generar subsidios cruzados que beneficien a los asociados de Consol.
“Se me ocurrió generar un canal de ventas que no respondiera literalmente al concepto de consumidores organizados ni de acercar productor y consumidor. sino que abasteciera instituciones como consorcios. Todos los elementos de limpieza de un edificio, artefactos de luz, podrían ser vendidos por Consol. Esto podría ser una puerta de entrada para asociar a encargados de edificios, agentes comunicacionales claves para después llegar a cada departamento. El sindicato Suterh también podría ser un buen vínculo para estimular el desarrollo de una marca especial de productos pensados para los consorcios”, planificó Martín Ferrer, asociado número 257.
Canales como estos lograrían mejores condiciones y precios para Consol a la hora de abastecerse de los proveedores.
Para Ferrer, otro desafío es explicar profundamente qué es una cooperativa de consumo. Recuerda que cuando tenía 20 años, jamás hablaba en primera persona del singular. Siempre decía Nosotros. “Era inimaginable un plan de vida individual. El avance del neoliberalismo y del capitalismo produjo la ruptura hasta de ese lenguaje”.
La tarea, entonces, es lenta: “Nunca el movimiento cooperativo tuvo una difusión muy grande de qué es una cooperativa. Un asociado no es igual a un cliente en una cooperativa de consumo ni en una eléctrica. Tenemos que lograr una concientización popular de lo que significa el cooperativismo para que pueda haber una verdadera participación activa”.
“Hoy, que la vida es casi un videoclip, tenemos que poder parar y pensar. Así como cada vez hay más conciencia de que una compra colectiva puede ayudar a bajar precios, todavía cuesta organizarnos. La mayoría de la gente no quiere destinar demasiado tiempo a reunirse, y la solidaridad en el consumo implica planificar, desarrollar y cumplir. Hoy la pauta cultural va en contra de eso. Todo es la satisfacción inmediata, la velocidad. Un videoclip”, se preocupó Ferrer, pero también propuso: “Hay que dar la discusión política y funcional: hay que mostrar que comprando por impulso, no gano, perdemos”.